1. El Fado.
2. J.K. Rowling La escritora trabajó como maestra de inglés en Oporto durante algún tiempo. La oficina de turismo de la ciudad presume que la autora de Harry Potter se inspiró en algunos sitios para escribir el libro. Hogwarts, por ejemplo, tiene similitudes con la centenaria librería Lello y cuentan que Rowling se pasaba horas escribiendo en el Café Majestic.
3. El vino de Oporto
En realidad nació en la Región del Duoro (o Duero). Solo 26 mil hectáreas están permitidas para su producción y gran parte está en terreno pedregoso, sobre terrazas construidas en colinas muy empinadas. Por su geografía, valor cultural y longevidad esta zona fue declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad. El oporto, generalmente, es un vino dulce y se sirve como digestivo. Se llaman “adegas”, las bodegas vinícolas. Merecen una visita: Ramos Pinto, Ferreira y Sandeman, entre muchas otras. Excursión con cata de vino y almuerzo al valle de Duero. Se visitan dos bodegas para probar vino espumoso, el oporto y vino verde. 4. El país de los azulejos
En realidad nació en la Región del Duoro (o Duero). Solo 26 mil hectáreas están permitidas para su producción y gran parte está en terreno pedregoso, sobre terrazas construidas en colinas muy empinadas. Por su geografía, valor cultural y longevidad esta zona fue declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad. El oporto, generalmente, es un vino dulce y se sirve como digestivo. Se llaman “adegas”, las bodegas vinícolas. Merecen una visita: Ramos Pinto, Ferreira y Sandeman, entre muchas otras. Excursión con cata de vino y almuerzo al valle de Duero. Se visitan dos bodegas para probar vino espumoso, el oporto y vino verde. 4. El país de los azulejos

5. Librería Bertrand.
De influencia árabe. La decoración en pisos y paredes dejó fascinados a los reyes. Y a partir del siglo XV los azulejos se convirtieron en ornamentación permanente en la arquitectura portuguesa. Cuentan historias o solo decoran iglesias, palacios, casas, fuentes y escaleras. Todas las estaciones del Metro de Lisboa también están cubiertas de azulejos, con obras de artistas nacionales. Para conocer su historia, evolución de la técnica y expresión artística, hay que incluir en el itinerario una visita al Museo del Azulejo, ubicado en la capital.
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